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DOCTOR ALFREDO NISSIM ESKENAZI

HOMENAJE AL DOCTOR ALFREDO NISSIM ESKENAZI

Todos los presentes, somos testigos de la capacidad académica e intelectual del doctor Alfredo Nissim Eskenazi, mi abuelo. Su impresionante conocimiento del mundo, carisma para hablar y capacidad de resolver problemas. Pero yo quiero compartir con ustedes un aspecto diferente de su persona, que ha marcado cada etapa de mi vida. Desde que soy pequeño, mi hermana y yo, tenemos una linda  Tradición con mi abuelo, que consistía en dedicarle un desayuno o almuerzo a la semana exclusivamente a conversar.

 

Desde los deliciosos panqueques cuando jugábamos backgamon hasta las interminables conversaciones multidisciplinarias, pasando por las calurosas discusiones. Durante todos estos años he notado que esas horas invertidas han marcado en gran medida a modelar la persona que soy el día de hoy, pues el aprendizaje ha sido mucho mayor que el que cualquier libro, clase o tarea podrían haberme brindado. En algunas ocasiones el tema del día podía ser la política y la coyuntura actual (siempre demostrándole a mi hermana las dos caras de la moneda y diciéndole su famosa frase: Amor, “el que no es comunista a los 20 no tiene corazón, el que sigue siéndolo a los 40 no tiene cerebro”).

Obviamente sin olvidarnos de su pequeña alusión al APRA como fiel “simpatizante”. En otros momentos podía ser sobre historia y tradición (siempre respetando lo valioso que considera las costumbres judías pero retándolas y aciéndonos cuestionarlas al mismo tiempo). Si por casualidad un momento de silencio llegaba, los chistecitos rojos caían en perfecta. Cuando las anécdotas e historias de vida aterrizaban en la conversación, desde su juventud en  Ancón hasta cuando era chico en Trujillo, historias de la universidad o del hospital, SIEMPRE la valentía, el sabio juicio, la honradez y el carisma eran el denominador común. 

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Cuando de medicina se trataba (no lo puedo negar, siempre terminaba como tema en la mesa, lo quisiéramos no) encontraba un caso desafiante para acertar un diagnostico o inferir una solución. Hace ya unos años egrese de la facultad de medicina Cayetano Heredia y tuve el gran honor de recibir mi título a manos de mi padre y abuelo, por quienes ciertamente me vi influenciado en seguir esta noble carrera. A través de los anos, durante mi residencia en el centro médico con mayor tecnología del mundo, no dejo de recordar lo trascendental que es una buena anamnesis y un acertado examen físico. Gracias a mi abuelo, entiendo la importancia del arte en la medicina, específicamente en neurología y, sin duda alguna, llevo una gran ventaja.

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Dejando la medicina a un lado, mi abuelo se caracterizaba más allá del amor por su profesión, por su amor a la vida y como ha decidido vivirla. (Como siempre suele decir: “el que solo medicina sabe, nada sabe en verdad”) Es pues que todo este tiempo he observado una característica en particular acerca de mi abuelo: SU SIMPATIA, que combinada con el juicio y sabiduría que le dieron años de experiencia y sumado a su incesante afán por el conocimiento, dieron como resultado una persona correcta y legal, un gran director y consejero, un líder. Pero lo más importante y valioso de mi abuelo es que, los anos que trabajo y los cargos que desempeño, siempre le puso el corazón a cada decisión tomada. Se ha preocupado de enseñar, entender y afrontar los problemas que cada uno ha podido tener. siempre dispuesto a escuchar y tratar de brindar la solución más justa y gratificante para todos. Por todo ello, abuelo, dejas una huella inmensa en este lugar y en toda tu familia, así como tu esencia de persona noble, integra y gran ejemplo a seguir en el futuro.

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Abuelito, para mí fue un honor haber recibido la medalla y diploma del colegio médico del Perú de parte tuya y de mi papa, y te agradezco por todos tus consejos y experiencia que nos das siempre. “Al final lo que importa no son los años de vida, sino la vida en los años” – A. Lincon 

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Agradezco en nombre de toda la familia el gran legado que nos has dejado y prometo dejar el nombre ESKENAZI bien en alto.

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Muchas gracias abuelo, doctor y amigo.

Familia Eskenazi

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